Propósito y competencias del curso:
Este curso tiene como propósito que los estudiantes
normalistas conozcan las posibilidades de intervención de la educación física
en el preescolar, desde la perspectiva
de la estimulación de la motricidad en todas sus manifestaciones. En
consecuencia, se busca que favorezca el desarrollo de competencias docentes
para promover la competencia motriz en sus futuros alumnos, a través del diseño
e implementación de experiencias de enseñanza-aprendizaje que resulten
pertinentes y eficaces en los distintos períodos de educación básica,
particularmente en el preescolar. Con ese fin se ha considerado necesario
partir de cuatro grandes premisas con las que la educación física busca
intervenir en la educación básica.
La primera establece que el niño adquiere la noción de sí y
con ello el conocimiento y la conciencia de sus acciones. Esta se logra
mediante la estimulación del esquema e imagen corporal que favorece la
construcción e integración de su
corporeidad; es decir, la exploración y valoración de sus posibilidades
expresivas y de movimiento, el conocimiento de su cuerpo tanto de manera
esquemática como su propia imagen corporal. Se pretende que el futuro maestro
favorezca las condiciones para que el alumno reconozca quién es él o ella y
asuma por lo tanto un compromiso consigo mismo; que aprecie su cuerpo una vez
que ya lo conoció, que lo estimule mediante la incorporación de las capacidades
perceptivo motrices, tales como la coordinación, el equilibrio, lateralidad,
ubicación espacial y temporal, el ritmo, la respiración y la relajación entre
otras y el juego motor; que realice constantes reflexiones acerca de sus
intereses y necesidades y que las encuentre en el día a día mediante la
convivencia y el aprecio por el otro.
La segunda premisa plantea el desarrollo de la competencia
motriz de los alumnos de educación básica, entendida como: El conjunto de
conocimientos, procedimientos, actitudes y sentimientos que intervienen en las
múltiples interacciones que realiza en su medio y con los demás, y que permiten
que los escolares superen los diferentes problemas motrices planteados, tanto
en las sesiones de educación física como en su vida cotidiana (Ruíz Pérez,
1995).
Ésta se debe estimular a través de distintas modalidades:
el juego, la expresión corporal, el baile, los cantos y rondas, aplicar circuitos
de acción motriz en donde los retos sean la constante de participación, en el
juego cooperativo. Se trata de hacerle ver al
alumno la importancia
del otro en
la construcción de
sus habilidades, en
el desarrollo de
sus patrones básicos
de movimiento y posteriormente en
la manifestación de
sus habilidades y destrezas motrices; y
no solamente desde
el individualismo y el egocentrismo.
La tercera premisa se refiere a la disponibilidad corporal
de los alumnos, lo cual implica afrontar los retos que le impone el medio
ambiente y por lo tanto aprender a utilizar sus saberes, incluyendo su propia
competencia motriz en la resolución de problemas: en la comunicación, la
socialización, integración grupal el intercambio de ideas, la capacidad de
llegar a acuerdos y discutirlos, creando una cultura de la paz y diálogo. Desde luego que las más variadas
estrategias didácticas ponen a prueba la disponibilidad corporal y, justamente,
esas son las que los futuros maestros deben promover gradualmente desde los
primeros grados de la educación preescolar.
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